La (diplomática) estrategia de UEFA para preservar su poder
2 jul 2024
Por José Ramón Muñoz
Leer este artículo te tomará: 4 minutos
Si lees este artículo podrás responder las siguientes preguntas:
¿Cuál es la problemática que enfrenta la UEFA?
¿Cuál es la diferencia en posturas entre la FIFA y la UEFA?
¿Qué impacto puede tener la estrategia de UEFA en los acuerdos comerciales?
Ahora si…
Con el panorama futbolístico cada vez más congestionado y conflictivo, la UEFA está jugando un partido diferente. Mientras la FIFA parece empeñada en expandir calendarios y competiciones sin miramientos, el organismo rector del futbol europeo está apostando por una estrategia más sutil: la diplomacia corporativa.
Imaginemos el futbol europeo como un complejo tablero de ajedrez. En un lado, tenemos a la UEFA, defendiendo su posición como la confederación más poderosa y lucrativa. En el otro, una serie de stakeholders que amenazan con hacer jaque mate: la FIFA con sus planes de expansión, los clubes ricos que sueñan con una Superliga, y los jugadores agotados que claman por un calendario más humano.
En este escenario, la UEFA ha optado por una estrategia mucho más diplomática.
La jugada maestra: Inclusión y diálogo
El pasado 16 de junio, en la ciudad alemana de Stuttgart, la UEFA realizó un genial movimiento. En plena Euro 2024, con el mundo del futbol pendiente de los goles y las sorpresas del torneo, el presidente Aleksander Ceferin se reunió con la junta directiva de FIFPRO Europe, el sindicato de jugadores.
¿El resultado? Un comunicado conjunto que habla de "espíritu reforzado de cooperación" y "compromiso conjunto de trabajar estrechamente en asuntos laborales que afectan a los jugadores". Para muchos son simplemente “palabras bonitas”, pero en el mundo de la diplomacia corporativa, las palabras son la moneda de cambio.
Para entender la importancia de este movimiento, hay que mirar los números:
La UEFA genera ingresos superiores a los 4 mil millones de euros al año.
Distribuye el 93.5% de estos ingresos entre clubes, federaciones y otras partes interesadas.
La final de la Champions League, su producto estrella, promedia una audiencia global de 400 millones de espectadores cada año.
Con tanto en juego, la UEFA no puede permitirse enemigos. Y aquí es donde entra la diplomacia corporativa.
El contraste con la FIFA
Mientras la UEFA habla de "crear un entorno saludable y sostenible para todos los jugadores en Europa", la FIFA sigue adelante con sus planes de expansión. El Mundial de Clubes pasará de 7 a 32 equipos en 2025, y la Copa del Mundo ya se amplió a 48 equipos.
Esta diferencia de enfoque no es casual. La UEFA sabe que su poder radica en el equilibrio entre todas las partes del ecosistema futbolístico europeo. Romper ese equilibrio podría ser catastrófico.
La sobrecarga de partidos: El elefante en la habitación
Aquí es donde nuestro artículo anterior sobre la sobrecarga de partidos cobra relevancia. En ese caso, hablamos de Phil Foden, quien terminará la temporada con más de 70 partidos en sus piernas, y de Pedri, que ha jugado más de 200 encuentros antes de cumplir los 22 años.
La UEFA no puede ignorar esta realidad. Por eso, en su reunión con FIFPRO, se discutieron "aspectos clave de la gobernanza del futbol, tendencias de la carga de trabajo de los jugadores y el desarrollo del futbol femenino".
La creación de un "foro específico para jugadores" para discutir temas importantes con la UEFA es un paso significativo. Pero ¿será suficiente para contrarrestar la ambición expansionista de la FIFA y los clubes más ricos?
El presidente de FIFPRO Europe, David Terrier, habla de "crear un entorno saludable y sostenible para todos los jugadores en Europa". Ceferin, por su parte, reconoce que "puede que no estemos de acuerdo en todos los temas y que quede trabajo por hacer".
Estas declaraciones revelan la delicada danza diplomática que la UEFA está ejecutando. Necesita mantener a los jugadores de su lado, sin alienar a los clubes o las federaciones nacionales.
El impacto en los acuerdos comerciales
La estrategia de la UEFA podría tener un impacto significativo en futuros acuerdos comerciales:
Mayor atractivo para patrocinadores que valoran la responsabilidad social corporativa.
Posible aumento en el valor de los derechos de televisión al garantizar la participación de las mejores estrellas.
Nuevas oportunidades de negocio en áreas como el futbol femenino y el desarrollo de jugadores jóvenes.
El dilema del futbol europeo
El futbol europeo se encuentra frente a un verdadero dilema. Por un lado, la presión por generar más ingresos a través de más partidos. Por otro, la necesidad de preservar la salud de los jugadores y la calidad del espectáculo.
La UEFA, con su estrategia de diplomacia corporativa, está intentando navegar estas aguas turbulentas. El tiempo dirá si su enfoque de inclusión y diálogo es suficiente para mantener su posición dominante en el futbol mundial.
Una cosa es cierta: en el complejo tablero de ajedrez del futbol europeo, la UEFA está jugando un juego largo y sutil. Y en este juego, a veces, las palabras pueden ser tan efectivas como los goles.
La opinión de Playbook
Como en casi cualquier industria relevante, el futbol se está enfrentando al poder que sus principales stakeholders, juntos, pueden amasar.
Históricamente, el poder en el futbol ha estado concentrado en los órganos de gobierno o, en algunos casos, en empresas que lo controlan desde otros flancos (medios, por ejemplo), y aunque los futbolistas han sido siempre los protagonistas, nunca habían tenido la capacidad de influir en la toma de decisiones como hoy.
Se trata de una “pelea” pareja en la que UEFA, FIFA y futbolistas se necesitan mutuamente. La única diferencia es que, de estos tres, hay sólo uno que si tiene lo necesario para re-construir un modelo desde cero. Se tardaría años, pero podría.